El arte mesopotámico se refiere al conjunto de expresiones artísticas y culturales desarrolladas en la región de Mesopotamia, ubicada en el Oriente Medio, principalmente en lo que hoy es el territorio de Irak y partes de Siria, Turquía e Irán. Este arte se desarrolló a lo largo de varios milenios, desde el período Neolítico hasta la caída del Imperio Neobabilónico en el año 539 a.C.
El arte mesopotámico abarca una amplia gama de formas de expresión, incluyendo la arquitectura, la escultura, la cerámica, la metalurgia, la pintura y la escritura cuneiforme, uno de los primeros sistemas de escritura conocidos.
Entre las características distintivas del arte mesopotámico se encuentran la monumentalidad en la arquitectura, como los zigurats (templos en forma de torres escalonadas), los palacios y las murallas de ciudades; la representación de figuras humanas y animales en bajorrelieves y esculturas de gran realismo; y la atención al detalle en la ornamentación, especialmente en sellos cilíndricos y joyas.
El arte mesopotámico no solo fue una manifestación estética, sino también un medio para expresar creencias religiosas, políticas y sociales. Muchas de las obras de arte mesopotámico tienen una fuerte carga simbólica y religiosa, reflejando la importancia de los dioses en la vida cotidiana y la estructura jerárquica de la sociedad. Además, el arte mesopotámico también refleja la influencia de las potencias imperiales que gobernaron la región en diferentes períodos, como los sumerios, los acadios, los babilonios y los asirios.